martes, 13 de octubre de 2009

-EL ENIGMA DE LA TRINIDAD PARTE 1


Desde niño me enseñaron que “Dios es tres personas en una: Padre, Hijo y Espíritu Santo”. De hecho, era costumbre cantar, al final de cada servicio al que acudía, el famoso “Gloria Patri”, el cual anunciaba dicha enseñanza: “Gloria demos al Padre, al Hijo y al Santo Espíritu. Como eran al principio…”

Sin embargo, cuando preguntaba sobre la Trinidad, y cómo era que “Dios” podía ser uno sólo, y a la misma vez tres personas, me respondían lo mismo: “Dios está compuesto de tres personas, y las tres son Dios; el Padre es Dios, Jesús es Dios y el Espíritu Santo es Dios”. Algunos, incluso, me lo ilustraban con el famoso triángulo que, en cada pico, tenía los nombres de cada persona de la Trinidad. Pero yo seguía sin entender, así que, al fin de cuentas, terminaban diciendo la clásica explicación del acertijo inexplicable: “La Trinidad es un misterio que sólo lo podremos entender cuando Cristo venga y nos sean reveladas todas las cosas…”

¿Le pasó algo similar a usted? Bueno, le tengo buenas noticias: No tendrá que esperar a los postreros días para entender este supuesto misterio. Para empezar, veamos lo que la Escritura dice sobre la naturaleza de Yahwéh nuestro Creador:

“Oye Israel, Yahwéh nuestro Elohim (Poderoso), Yahwéh uno es” Deuteronomio 6:4

Para empezar, es necesario establecer que Yahwéh es uno. Él no se compone de dos o tres seres, ni nada similar. La Escritura nos dice que Él es uno, y no hay otro fuera de Él (Isaías 45:5) Ésto era lo que creían y entendían los antiguos, como Abraham, Isaías, Esdras, Jeremías. Ésto era lo que creían los discípulos de Yahshúa, e incluso el mismo Shaúl (Pablo). De hecho, el mismo Shaúl lo declara en su primera carta a los Corintios:

“Pues aunque haya algunos que se llamen elohim (dioses), sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), PARA NOSOTROS, SIN EMBARGO, SÓLO HAY UN ELOHIM, EL PADRE, del cual proceden todas las cosas…” 1 Corintios 8:5-6

Y, por si fuera poco, el mismo Yahshúa admitió que su Padre es el único Elohim verdadero:

“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Elohim verdadero…” Juan 17:3

Entonces, ¿acaso Yahshúa no es “Dios”? Veamos.

¿Son Yahshúa y Yahwéh la misma persona?

Dentro del concepto de la Trinidad está implícita la idea que Yahshúa y Yahwéh son la misma persona. Sin embargo, esto es un gran error, y es fácilmente comprobado a través de las Escrituras.

El mismo Shaúl (Pablo) hizo esta aclaración en la carta a los Corintios:

“Pues aunque haya algunos que se llamen elohim (dioses), sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Elohim, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Adón (señor), Yahshúa HaMashíaj (Yahshúa el Ungido), por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.” 1 Corintios 8:5-6

Notemos que Shaúl no nos dice meramente que hay un solo Elohim, si no que hace una clara distinción entre el Padre y el Hijo, dando a entender claramente que son dos personas distintas.

El mismo Yahshúa hizo siempre una distinción clara entre él y su Padre. Veamos algunos ejemplos:

“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Elohim verdadero, y a Yahshúa HaMashíaj, a quien has enviado.” Juan 17:3

“Yahshúa le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Elohim y a vuestro Elohim.” Juan 20:17

Si Yahshúa es Yahwéh, ¿cómo es que él dice que no ha subido a su Padre? ¿Por qué hace la distinción al decir “a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Elohim y a vuestro Elohim”? Ciertamente son dos personas distintas.

“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.” Mateo 24:36

Si Yahshúa es Yahwéh, ¿cómo es posible que el Hijo no sepa cuándo regresará a la Tierra? Ciertamente ésto no hace sentido bajo el concepto Trinitario y sólo tiene una explicación lógica: Yahshúa es el Hijo de Yahwéh, pero no son la misma persona. Sólo Yahwéh es el único Elohim verdadero y digno de toda adoración. El mismo Yahshúa lo reconoció como tal y lo adoró:

“En aquel tiempo, respondiendo Yahshúa, dijo: Te alabo, Padre, Soberano del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.” Mateo 11:25

Es aparentemente contradictorio que el mismo Yahshúa dijo:

“…El que me ha visto a mí, ha visto al Padre…” Juan 14:9

Tal pareciera que él mismo está diciendo que es Yahwéh. Sin embargo, el próximo verso explica la aparente contradicción:

“¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.” Juan 4:10

Yahshúa NO está diciendo que él es el Padre, sino que el Padre, es decir, la presencia del Padre, es quien obra a través de él.

Por otro lado, Yahshúa también dijo:

“Yo y el Padre uno somos.” Juan 10:30

Sin embargo, tampoco esto quiere decir que él y el Padre son el mismo. De otro modo yo tendría que decir que mi amada esposa y yo somos la misma persona, pues las Escrituras dicen que cuando un hombre se une a su mujer ambos se constituyen “una sola carne” (Génesis 2:24). Lo que Yahshúa quiso decir es que él y el Padre actúan en armonía y en acuerdo. De hecho, Yahshúa mismo dijo que nosotros seríamos uno junto con ellos:

“Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.” Juan 17:21

Si la frase “yo y mi Padre somos uno” significa que ambos son la misma persona, entonces tendríamos que decir que nosotros somos Yahshúa y Yahwéh, pues somos “uno en ellos”. ¿Hace esto algún sentido? Verdaderamente no. Sin embargo, cuando entendemos que lo que Yahshúa quiso decir es que nosotros actuaríamos en armonía y acuerdo con ellos, de la misma forma en que Yahshúa obra en acuerdo y armonía con el Padre, entonces hacen perfecto sentido sus palabras.

¿Y en qué lugar queda la Ruaj HaKodesh (Espíritu Santo)?

La Ruaj HaKodesh (el Espíritu Santo) no es otra cosa que la manifestación del poder del Padre aquí en la Tierra. La Ruaj HaKodesh NO es una persona. Desde el principio, la Ruaj HaKodesh se describe en las Escrituras como el Espíritu de Yahwéh.

“…y la Ruaj (el Espíritu) de Elohim se movía sobre la faz de las aguas.” Génesis 1:2

El mismo Yahshúa dijo que Yahwéh es Ruaj (Espíritu):

“Yahwéh es Ruaj (Espíritu), y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Juan 4:24)

Muchas personas ignoran que la palabra hebrea para “espíritu” es “ruaj”, y dicha palabra, además de traducirse como espíritu, también se traduce como viento o aliento. Nada más con analizar el significado de la palabra en sí podemos inferir que no se trata de una persona, sino una manifestación.

Un aspecto que ha traído mucha confusión respecto a este asunto de la Ruaj HaKodesh es el uso de las personificaciones en las Escrituras. Por ejemplo, Shaúl dijo:

“Y no contristéis a la Ruaj HaKodesh de Elohim, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.” Efesios 4:30

En este verso, aparentemente, se describe a la Ruaj HaKodesh como una persona. Sin embargo, al observar claramente, vemos que está hablando de un atributo de Yahwéh: la Ruaj HaKodesh que proviene de Yahwéh. Por otro lado, el uso de la personificación (o sea, atribuir características de persona a algo que no lo es) en las Escrituras es muy común. Un perfecto ejemplo de ésto es la forma en que se describe a la sabiduría:

“La sabiduría clama en las calles, Alza su voz en las plazas;” Proverbios 1:20

“Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana, Y a la inteligencia llama parienta;” Proverbios 7:4

“¿No clama la sabiduría, Y da su voz la inteligencia?” Proverbios 8:1

Si dijéramos que la Ruaj HaKodesh es una persona por la forma en que las Escrituras la describen, entonces tendríamos que decir lo mismo de la sabiduría, lo cual no hace sentido. Es más, tendríamos un gran dilema, pues las Escrituras nos hablan de varios “espíritus” que reposan sobre Yahshúa, los cuales tendríamos que decir que también son personas divinas, pues todos son descritos a través de las Escrituras utilizando personificaciones:

“Y reposará sobre él el Ruaj de Yahwéh; ruaj de sabiduría y de inteligencia, ruaj de consejo y de poder, ruaj de conocimiento y de temor de Yahwéh.” Isaías 11:2 (vea Proverbios 8 para una descripción personificada de todos éstos)

Ciertamente no hace sentido, como no hace sentido afirmar que la Ruaj HaKodesh es una persona.

En adición, toda persona importante en las Escrituras tiene un nombre propio. El nombre del Creador es Yahwéh, y el de su hijo es Yahshúa. ¿Cuál es el nombre de la Ruaj HaKodesh? Las Escrituras no registran nombre propio alguno para ella, pues es el poder de Yahwéh mismo.

Para culminar esta discusión sobre la Ruaj de Yahwéh, veamos una interesante visión que tuvo Juan, narrada a través de varios capítulos en Apocalipsis:

“Y al instante yo estaba en la ruaj; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.” Apocalipsis 4:2

“Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete rujot (espíritus) de Dios enviados por toda la tierra.”

Si examinamos bien los capítulos 4 y 5 de Apocalipsis, veremos que, entre todos los seres descritos, tenemos a uno que está sentado en el trono (Yahwéh) y vemos mas tarde a otro, semejante a un Cordero inmolado (Yahshúa), que está de pie delante de Él. Ahora bien, si Yahwéh y Yahshúa son el mismo, ¿cómo es que uno está sentado en el trono y el otro está de pie? Y más aun: ¿dónde esta la Ruaj HaKodesh en todo esto? Creo que está bastante claro lo que quiero decir.

Entonces, ¿de dónde surgió la idea de la Trinidad?

Lamentablemente, luego que todos los discípulos de Yahshúa y Shaúl (Pablo) murieron, las congregaciones cayeron en apostasía, y comenzaron a aceptar e incorporar creencias paganas dentro de la fe. Esto dio lugar a muchos dogmas erróneos, como lo es el de la Trinidad, pues era común en las religiones paganas la existencia de una “Trinidad” (por ejemplo, Júpiter,Juno y Minerva para los romanos, conocidos también como la Tríada Capitolina). Durante el Concilio de Nicea se ratifica oficialmente la igualdad del Padre y el Hijo. Posteriormente, durante el Concilio de Constantinopla se ratifica como tal la creencia de la Trinidad, la cual fue adoptada por la iglesia católica y, finalmente, por la mayoría de las iglesias descendientes de ésta hasta nuestros días.

¿Qué hay con Mateo 28:19 y 1 Juan 5:7?

Muchos alegan que los versos antes citados apoyan la idea de la Trinidad. Lo que ellos ignoran es que tales versos no aparecen en los escritos originales y/o han sido alterados por la “pluma mentirosa de los escribas” (Jeremías 8:8) a conveniencia. Veamos:

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, sumergiéndolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;” Mateo 28:19

Este verso tiene dos problemas fundamentales. Primero, según la versión en hebreo del Mateo de Shem Tov, este verso no dice “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Debe decir “en mi nombre”, refiriéndose a Yahshúa. Por otro lado, si el verso estuviera correcto de esta forma, entonces todos los discípulos desobedecieron a Yahshúa, pues el libro de Hechos nos dice que ellos sumergieron en el nombre de Yahshúa, y no en el nombre de la Trinidad (vea Hechos 10:48, Hechos 19:5) Por lo tanto, la instrucción recibida por los discípulos fue sumergir en el nombre de Yahshúa, y no en el nombre de la Trinidad.

“Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.” 1 Juan 5:7

Este verso sencillamente no existe en los manuscritos más antiguos, por lo cual carece de validez al utilizarlo como defensa del dogma de la Trinidad.


La Trinidad: Idolatría desagradable a Yahwéh

La Trinidad, como hemos visto, es un concepto anti-Escritural que tiene sus raíces en el paganismo. El ver a nuestro Creador como una Trinidad va en contra de todo lo que Él es y, por consiguiente, nos hace incurrir en idolatría, pues estaríamos adorando a “dioses ajenos” que no son Yahwéh. Peor aún: estaríamos atribuyendo a Yahwéh una característica de dioses paganos, lo cual es abominable ante sus ojos.

“Yo soy Yahẃeh tu Elohim, que te saqué de la tierra de Mizrayim (Egipto), de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí.” Éxodo 20:2-3

“Así dice Yahwéh Rey de Israel, y su Redentor, Yahwéh de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Elohim (Poderoso)” Isaías 44:6

Desechemos toda idolatría y adoremos al único Rey y Creador nuestro: Yahwéh el Poderoso.

Fuentes:


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